martes, 31 de enero de 2017

Decía mi abuelo. El escolta de Don Manuel Azaña Díaz. 

Francisco Conejo Piñero. En su homenaje. Historia viva de España
Autor: Rafael Conejo Lama

Por las luces de unas velas no encendidas., En la base del Cristo de los Faroles. Córdoba


Autor foto: Rafael Conejo. Bajos del Cristo de los Faroles en Córdoba



Decía mi abuelo, en sus muchas charlas conmigo, su nieto Rafael Conejo, desde pequeño. Decía mi abuelo como luchó en el bando que no quería pero que llegó a defender. El bando Republicano. 

Pero decía mi abuelo que eran gentes de izquierdas por la progresión de España una vez lucharon y lucharon.

Aunque la izquierda de antes y la derecha no diverge de ellos en los pensamientos propios de un bienestar en el estado de la sala de otra sala de naranjas soles. Dicho esto, es comparar los payasos de izquierda de hoy en día y los payasos de derecha de hoy en día. No tiene nada que ver, me decía en su partida de dominó. Es curioso que en el casino de Cabra, mi pueblo natal, yo hecho un chaval, capullo de absorber conocimientos históricos, callando bocas en mis heridas por lo vivido en aquel momento a los demás, quemarropas de sin sabores y robados de líneas de libertad, decía a otros, a mis amigos. Mi infancia con mi abuelo.
No  está en esas partidas, cuando subíamos juntos a su casa, a la casa que comparte , mejor dicho, compartía con Carmela del Pino Velasco, una Señora, mi abuela, una época. Pero eso son otras historias. Son otros momentos y lares de rumbos directos a mi personalidad actual. Grandes gentes, grandes familias y grandes verbos.
Lo que sí me contó mi abuelo empezó:

-Yo fui Sargento de artillería en un ejército convencional, y me tocó defender a quien fué presidente del gobierno actual.
_Dime abuelo, quien era¡¡
-Ni más ni menos que Don Manuel Azaña, presidente de la República.
_ No me digas, y por favor cuentame de tu vida como escolta de un presidente de gobierno. Por favor¡

Mi abuelo, recorrió argumentos, anécdotas , vivencias de todo tipo con el Señor Presidente. Me entusiasmaba su narración, su coleta de vida con las vivencias de una vida como militar y honor, de un temple que ya lo quisiera yo hoy en día y ya lo quisieran muchos. Muchos.

Toda una historia muy histórica. Seremos para siempre, decía mi abuelo. Don Francisco Conejo Piñero. Un Malagueño de pro, un tío como no hay otro, con honor, dignidad, una vida en la guerra que estalló después. No renegó y siguió defendiendo a donde le tocó, con quien le tocó, a pesar que su pensamiento siguiendo las tendencias de hoy en día no se parece en nada a esta izquierda republicana degradada, me refiero como cito a la de hoy en día. 

Eran hombres de palabra y de dignidad, pero sobre todo de HONOR. Tocó ese bando y luchó en ese bando.

Defendió, estuvo herido. Estuvo a punto de morir, pero sobrevivió. 

Era y es , para mi lo sigue siendo, mi referente. Por un motivo que no sabe nadie. Por ser mi abuelo, como mi Padre, en alta estima. 

Por defender lo que le tocó, por lo que después de una vida, en su mesa tenía la armonía de decir a Fachas, Franquistas, Luchadores y Republicanos, con la primera en MAYÚSCULAS DE AQUEL ENTONCES Y NO DE AHORA, en una mesa, en un dominó, en un juego con una copa de fino, que todos eran luchadores de una construcción de vidas y de una España de transición, que vino después....se conformaron todos conviviendo. 

No os podéis imaginar lo que se siente cuando empuñas un arma y estas en una guerra de bandos de una índole y otra, pero el resultado final son muertes, destrucción y hambre. Pero al restituir la idiosincrasia de los largos que quedan, vida, pero vida en rencor de quien mató a quien, de quien luchó contra quien.

En sus historias decía mi abuelo, al final tuvimos que huir a Francia, y en Francia nos metieron en un campo de concentración. 
Le comenté a mi abuelo que me contara un poco de eso, y me dijo:

_ Estuvimos en el campo de Campo de Argelés-Sur-Mer, después de que nos largaran del campo de internamiento de Gurs. Pero ahí se estaba mejor
-Porqué abuelo?,
_Porque al menos comíamos agua con castañas pilongas. Vamos¡ , sopa de castañas.

Hasta hoy en día me enferma esa frase, y siempre la llevo conmigo para comparar la sopa que como yo, o que se come mi hija. Me alegra y tengo la alegría al contar que comían algo de agua caliente.

Salieron de allí , me contó, volvió a Cabra, donde después de inmigrar y emigrar de Málaga a Cabra, con su Padre, un gran litógrafo, que fue fichado para la fábrica de Pallarés, volvió. Quien sabe cuando repetía mi abuelo con una copa de fino, Pero me curó mis heridas, me curó la  vida y junto a mi hermana me siguen curando los perdones y viejas heridas. Sin duda un pincel imperdonable que sigue siguiendo mi vida y mi existencia falta de conciencias.

Fuí militar en honor a mi abuelo, lo llevaba pensando, lo llevaba en la sangre. Pero nunca imaginé que el sentía lo que después sentí yo. Misma situación en Bosnia, misma historia. En cada ocasión pensé en él, en cada disparo, en cada pérdida de vista de los gigantes de caminos de arrabales de sin pasiones y de hijos de puta y cabrones que viví y vivo después, porque no se merecen que los defendamos, pero él, mi abuelo decía, España es grande y tenemos la obligación de servir por todos, por todas, sean como sean, haz tu lo mismo. Y así lo.....así lo sigo haciendo. Decía mi abuelo¡¡ y lo ejecuto yo.

Decía mi abuelo, este es el mejor momento. 

Sobre todo un día que estalló lo que nunca imaginé que yo establecería después, ¡Abuelo tu disparaste a alguien!,... me decía que muchas veces. Yo le dije y mataste a alguien?, ...me decía, que él no miraba si caían, que desde luego no iba a ver si habían caído, pero si no le hubieran matado a él.

Con aquella naturalidad. Con esa vida de vientos en sus palabras, para decirme con su respuesta que no podía exigir derechos y que imaginara lo que él pasó, lo que disparó, a quien mató y a quien no sentía que había matado. 

Yo sentí en mi momento lo mismo que él. En mis conflictos. En mi vida militar, en grandes guerras de primer conflicto o de mal conflicto a quien las vivimos y hoy en día somos más de lo que fue mi abuelo, como los que exigieron los muertos por España en el Desastre de Annual y el Regimiento Alcántara. En 1921, que por la estupidez de un Rey, 8000 soldados españoles fueron exterminados y su historia. Que ni Franco, ni Chacón del PP, quería reconocer la LAUREADA A LA TROPA.
Pero seguimos vivos, me refiero a los nietos y biznietos y tataranietos, hijos y padres, para seguir trasladando la vida de España, la construcción de España. Que no tiene nada que ver con Salvame de su puta madre.,
Que es maravillosa. Que son maravillosas que nos hicieron palabras para hacer vida. Princesas de nadie y reinas y reinos. 

De pérdidas y pérdidas con cobardes actuales que no defienden la dignidad de lo que hemos defendido. Que confió mi abuelo. 

Decía mi abuelo

Decía mi abuelo, España hay que restaurarla, pero no desde la política, sí desde el honor y que jamás exista una aberración mayor que la que existió. Pero con Franco me decía llegó la paz, yo cobro un sueldo, y ahora somos felices, aguanta y se un hombre. 

Decía mi abuelo.

Mi abuelo murió de alzheimer después de contar sus historias, de hacer su legado, de ser un gran referente para mí, su esposa, hijos y nietos. Para la historia de España. 
Tengo que decir que no recordaba a nadie. Pero cuando llegaba de permiso a verlo, a ver mi familia, y me llegaba a verlo, me decía entre sollozos en la cama, muy delgado y algo desagradecido con los demás. Pero le decía 'abuelo'¡¡¡, y él me contestaba,
_Rafalin, como estás.
_Rafalin, como estás.
-Muy bien abuelo, muy bien Don Francisco,. Te cuento lo que hemos hecho en el cuartel esta semana......¡
-Me alegro, decía mi abuelo.
Sólo recordaba a alguien quien enseñó a perder lo que no tenía que perder. A quien no enseño a callar la boca e incendiar la ropa. Decía mi abuelo. Hasta que expiró. 
Lo siento abuelo. Digo ahora, pero no me pueden callar. Me ensañaste a ir directo al Sol. A ir de libertad de personas y defender lo que es nuestro.
España, decías tú. Dices ahora, sin colores. Sólo una bandera.
Decía mi abuelo.

Para la reflexión y por todos los que han dado su vida por tener lo que tenemos. Por España.
Decía mi abuelo.
No hay canciones, no hay hipócritas que puedan desmentir la vida que dió su vida por su familia. Por los Españoles. 
Pero sobre todo lo que me dió mi abuelo es la transmisión genética de hombres y mujeres de bien. 
Hoy en día me cuesta ver eso. Y pienso¡, que ha pasado con los genes. Dentro de la revolución hay un gen maldito que tergiversa la panorámica de un vivir con amuletos?.

A Don Francisco Conejo Piñero. Desde el cariño de su nieto-hijo . Rafa Conejo. 
Viva España, por supuesto





En homenaje a Don Francisco Conejo Piñero. Por no ser esclavo de nadie, por perdonar las heridas que ahí fueron perdonadas, por lo que nos falta, por jurar lo que fue la mejor etapa de mi vida. No entiendo por la gloria de aquellos olvidados sobrevivientes de República y Franquistas de niños profundos en su juego de dominó en el casino de cabra. Republicanos y los que fueron los que después vivimos y seguimos viviendo y defendiendo a España.
La mejor noche de mi alma
Decía mi abuelo.